Una iglesia con vocación ecuménica. | Artículo Nº 145 | Lugar/Ort:Gemeindeblatt | Fecha/Datum:1990 | | Resumen/Skopus: Geschrieben für das Gemeindeblatt 12/1990 | | Rev. Parroquial Dic. 1990 UNA IGLESIA CON VOCACIÓN ECUMÉNICA LA RELACIÓN DE LA IERP CON LAS IGLESIAS HERMANAS Y LOS ORGANISMOS ECUMÉNICOS A lo largo de su historia la cristiandad se ha cambiado mucho. Su primera preocupación fue elaborar las enseñanzas acerca de la salvación en Jesucristo, es decir todo lo que resume el segundo artículo del Credo Apostólico. Ahora, una vez concluida esa elaboración, la pregunta más apremiante se refiere al contenido del tercer articulo del Credo: la realidad de la iglesia única y su unidad según la voluntad de su Señor, la relación entre esa Iglesia del Señor y las muchas iglesias existentes en el mundo, y la cuestión de cómo obra el Espíritu Santo en ellas. Una de las iglesias existentes en el ámbito del Río de la Plata es la nuestra. Todos sus esfuerzos como "iglesia de trasplante", caracterizada por emplear un idioma extranjero y tener costumbres y tradiciones ajenas, apuntaron al objetivo de guardar y fomentar lo heredado y transmitirlo a las nuevas generaciones. Lógicamente, es fácil comprender que no se deseará renunciar a la "vieja fe". De todo esto, sin embargo, resultó cierto aislamiento y falta de participación en la vida pública, política y cultural de nuestros países. Por esta causa la relación entre la Iglesia Católica Romana y la nuestra se desarrolló sin dificultades. Mientras tanto, las iglesias que llegaron a estos países como iglesias misioneras no podían ni querían comprender nuestro modo de actuar; nos trataron entonces como objetos de su proselitismo, lo que causó divisiones en algunas de nuestras congregaciones, cuyas consecuencias hasta hoy no pudieron ser superadas por nuestros miembros. Un cambio aún en marcha. Desde comienzos de siglo, con los estudios teológicos sobre el tercer artículo del Credo se hizo cada vez más intensa la colaboración de las diferentes iglesias en todos los aspectos. Después de la segunda guerra mundial se fundó el Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Casi todas las familias confesionales se adhirieron a él al cabo de pocos años, con la participación incluso de la Iglesia Católica Romana, aunque ésta no llegó a hacerse miembro. También en nuestra iglesia comenzó a producirse durante esos años el gran cambio que aún hoy está en marcha; un cambio que puede ser caracterizado así: 1) Nuestra iglesia se declara independiente y emplea oficialmente también el idioma nacional. 2) De la dependencia respecto de la Iglesia Evangélica en Alemania se pasa a una relación entre iguales en el sentido ecuménico. 3) Entramos en las federaciones de iglesias evangélicas de la Argentina y del Uruguay (FAIE, FIEU), que reúnen iglesias evangélicas de distintas confesiones. 4) También nos hicimos miembros del Consejo Mundial de Iglesias. Este Consejo ha hecho posible la reunión de iglesias de casi todas las confesiones para una colaboración más estrecha en muchos aspectos, sobre la siguiente base de fe común: "El Consejo Mundial de Iglesia es una comunidad de iglesias que confiesan al Señor Jesucristo como Dios y Salvador de acuerdo con las escrituras y, en consecuencia, buscan cumplir juntas su llamado común para la gloria del único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo." 5) Una importante contribución a la unidad de la iglesias en el Río de la Plata es la capacitación conjunta para los distintos ministerios que se realiza en el Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos (ISEDET. Tareas conjuntas. Nuestra evolución en el sentido de ser cada vez más una iglesia abierta a la sociedad en que vivimos halló también expresión en el cambio de nuestro nombre: del Sínodo Evangélico Alemán del Río de la Plata a Iglesia Evangélica del Río de la Plata. Los esfuerzos por hacer en común todo aquello que es posible realizar conjuntamente fueron ganando cada vez mayor aceptación. Nuestras iglesias lograron acercarse entre sí más de lo que antes hubiéramos podido pensar. Es así como podemos ayudar entre varias iglesias a las madres solas con hijos mediante el Centro Ecuménico de Acción Social (CEAS). En los duros años del gobierno militar, nuestra iglesia colaboró junto a otras en el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), el cual luchó en defensa de los derechos humanos e hizo todo lo posible para ayudar a quienes tuvieron que enfrentar terribles padecimientos. También es destacable que, bajo esas difíciles circunstancias, los presidentes de las iglesias miembros del ISEDET formaron el Consejo Consultivo de Iglesias (CoCo), para intentar hacer frente a la situación de la mejor manera posible. Y a través de la Comisión Argentina para los Refugiados (CAREF), recibieron la ayuda necesaria quienes debieron huir de Chile perseguidos por la dictadura militar. La Escuela de Música del ISEDET creó nuevos himnos y canciones para las iglesias en América Latina, dando en este campo una orientación fundamental para la renovación litúrgica en cultos, campamentos y otras reuniones. Este trabajo posibilitó la edición del Cancionero Abierto. Estamos realizando de manera ecuménica trabajos que ya no podríamos pensar como tareas de una única iglesia. Valgan como ejemplos el trabajo de la Junta Unida de Misiones (JUM) con los indígenas tobas en el Chaco; la reagrupación de miembros dispersos de diferentes iglesias en una congregación ecuménica en el centro de Resistencia (Chaco) mediante el Consejo para la Misión Conjunta (CMC); el acompañamiento a estudiantes universitarios en el litoral argentino a través del Trabajo Ecuménico con Universitarios (TEU); o el Consejo Unido de Educación Cristiana (CUEC), en el que varias iglesias elaboran en común el material necesario para la educación de los niños. Una responsabilidad aún mayor fue asumida no sólo por las iglesias del Río de la Plata, sino de todo el continente, con la fundación del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI). El CLAI nos recuerda nuestra responsabilidad de ayudar a las personas que sufren problemas, dificultades y miserias, no solamente en nuestra iglesia o en nuestro país, sino también en todo el continente. Asimismo, el CLAI sirve a la búsqueda de nuevas estructuras para comunidades e iglesias que desean cumplir mejor sus tareas. Es importante señalar que la práctica que a partir del Evangelio da lugar a un trabajo ecuménico entre iglesias diferentes solamente es posible cuando estas iglesias tienen el mismo fundamento de fe. Así las iglesias que integran el ISEDET pudieron elaborar una plataforma teológica común que permitió el reconocimiento mutuo de la ordenación de sus pastores. Por otra parte, nuestra iglesia junto a las iglesias Evangélica Valdense del Río de la Plata, Evangélica Luterana Unida y Reformada Argentina, firmaron la Concordia de Leuenberg. Este documento, que es el resultado de un diálogo teológico sobre las diferencias dogmáticas de la Reforma, sostiene que las divisiones y condenas de aquella época hoy han perdido su sentido. Un importante fruto de la adhesión a dicha Concordia fue que las cuatro iglesias mencionadas declararon oficialmente la Comunión Eclesiástica. Las cuatro iglesias trabajan ahora conjuntamente para superar otros problemas y dificultades existentes, con la posibilidad de realizar también diálogos bilaterales. Un grupo de trabajo de varias iglesias que preparó en la Argentina la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, sugerida por la Iglesia Católica Romana, formó al fin una Comisión Ecuménica de Iglesias Cristianas en la Argentina (CAICA). Esta Comisión se reúne regularmente y ofrece la posibilidad de una más estrecha colaboración. Un grupo de teólogos de la Iglesia Católica Romana en la Argentina, de la Iglesia Evangélica Luterana Unida y de la nuestra, trató durante varios años algunos problemas existentes entre nuestras iglesias. En relación con el bautismo, las tres iglesias lograron elaborar un documento de reconocimiento mutuo. Y en cuanto al problema de los matrimonios mixtos, la Iglesia Católica Romana renovó sus instrucciones de acuerdo a las del Vaticano, lo que da muchas facilidades a estas parejas. Con lo dicho hasta aquí no hemos agotado todos los signos de que nuestra iglesia ya salió de su aislamiento y de que el ecumenismo no es para ella una palabra vacía. (Faltaría especialmente dar cuenta de la situación en el Uruguay y el Paraguay.) También tenemos la esperanza de que aun las últimas congregaciones logren una mayor apertura ecuménica, por ejemplo en la preparación y participación conjunta de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Carlos Schwittay Pastor emérito, coordinador de la Comisión de Ecumenismo.-Editado en la Revista Parroquial 12/1990.-
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