Das Doppelgebot | Artículo Nº 122 | Lugar/Ort:Gemeindeblatt | Fecha/Datum:1985 | | Resumen/Skopus: Àrtículo para la Revista Parroquial nro. 9/1985 -páginas 204-206-. | | Artículo para Rev. Parroquial Nro. 9/ 1985, páginas 204-206. El doble mandamiento del amor- Fundamento de una ética cristiana. Se percibe el surgimiento de un movimiento que nos llevará a la total transformación de la humanidad. ¿Qué errores históricos motivan este renacimiento? ¿Cuál es su fundamento y su finalidad? ¿Vale la pena plegarse a ese nuevo impulso? La inquietud salvadora. Un gran movimiento se extiende en todas las iglesias del mundo. La cristiandad vive en una inquietud salvadora. Por este movimiento, nosotros, los cristianos, somos desafiados también por la realización de nuestra vida integral según la voluntad de nuestro Señor Jesucristo. Este fenómeno es casi comparable con la Reforma o con un reavivamiento universal. Cristianos, grupos de cristianos, comunidades e iglesias, por su fe se saben responsables en una manera aún no conocida por los seres humanos con sus problemas, dificultades y miserias. Actúan en favor de hombres, grupos y pueblos empobrecidos, hambrientos, perseguidos, torturados y desaparecidos. Son inspirados en su hacer por su Señor como también lo fueron los creyentes de la cristiandad primitiva. Practican igualmente su responsabilidad en esta creación para cultivarla y guardarla, recibida por nuestro Dios, el Creador. No defender esta tierra con sus plantas, animales y la humanidad que está amenazada, sería la negación de la fe cristiana expresada por el credo apostólico con su primer artículo, inclusive la explicación del Dr. Martín Lutero. Sabemos que este movimiento es sospechado y atacado fanáticamente dentro y fuera de la cristiandad, por sus fuerzas en favor del bien de los hombres y del sostén de la naturaleza. Hay cristianos que comprenden su fe exclusivamente como una realidad del alma y de una vida eterna, denunciando toda la práctica de la responsabilidad en la creación y en la humanidad como apostasía de la verdadera fe cristiana. Cruelmente se desarrolla esta lucha contra el nuevo movimiento, porque puede relacionarse con la disputa entre los dos poderes o fuerzas políticas e ideológicas, los cuales ya se han repartido este mundo. Para alcanzar la hegemonía única de la tierra están enfrentados a vida o muerte y nos sugieren a nosotros, cristianos, participar de esta disputa. En otros casos actúan de una manera hostil y agresiva. contra nosotros. Pero nosotros, cristianos, no podemos participar en acciones de odio mutuo. Es una realidad, que ambos poderes ideológicos con sus sistemas económicos han fracasado en sus esfuerzos como ayuda para la humanidad y para la naturaleza. No podemos esperar nada de estos dos sistemas para un futuro mejor. Preparan la destrucción con la utilización de un militarismo inhumano y los armamentos más modernos, roban el pan diario ya ahora a millones de seres humanos, el pan que nuestro Creador no solamente nos prometió, sino que nos da día a día. Antecedentes. Un cristiano, practicando verdaderamente su fe con palabras y hechos, obedeciendo a su Señor Jesucristo en todas las decisiones de su vida, pronto debe vivir la enemistad del mundo. En el mundo capitalista será acusado por ser comunista y en el mundo comunista será acusado de capitalista, y para ambos mundos, un cristiano obediente interviene de una manera indeseable en cosas políticas. Se habla mucho de una diferencia fundamental entre las dos ideologías, la cual consiste en que el capitalismo se presenta cristiano y el comunismo ateísta, luchando contra la fe cristiana y las iglesias. Sabemos que en realidad ambas fuerzas no preguntan por Jesucristo y su palabra, pero sí luchan brutalmente en toda oportunidad posible contra los que obedecen a su Señor. Es casi imposible creer que ambas ideologías tienen sus raíces directas en una fe cristiana mal entendida y en una testificación no correcta de la Palabra de Dios. El capitalismo se desarrolló en un cristianismo puritano, donde se piensa que un hombre es especialmente bendecido por Dios cuando por su hacer y actuar gana propiedades, campos y capitales. Es una opinión que existe también hoy entre nosotros. Se pensó que el que tiene éxitos por su hacer, comparte automáticamente su riqueza con los que fracasan y viven únicamente del resultado del trabajo manual, con los que "no fueron bendecidos por Dios". Lamentablemente, por este entendimiento, se expresó el egoísmo enmascarándolo con religiosidad. Ésta es la causa por la que una parte muy grande de la humanidad vive en pobrezas y miserias sin la posibilidad de una vida digna. Este egoísmo no se puede explicar como expresión de la fe en Jesucristo. ¿En qué fe cristiana vivían en su tiempo en Alemania los dos ideólogos fundadores del comunismo que se unieron en la lucha por una vida humana digna pero actuaron con violencia brutal contra sus adversarios y con una persecución cruel contra la cristiandad? Sabemos que Karl Marx, aun para su examen de bachillerato, escribió una prueba religiosa con el título: "De la unión de los creyentes en Cristo según Juan 15: 1 - 14". El segundo, Friedrich Engels, creció en una familia muy religiosa y pía. Su padre era miembro de la comisión directiva de una congregación evangélica en Barmen. El joven Engels participó activamente en la vida religiosa de esta congregación. Me viene la pregunta: ¿Qué ejemplo de la fe cristiana aprenden a practicar nuestros hijos en nuestras casas, congregaciones e iglesias? El resultado de la lucha del comunismo por una vida mejor tampoco es aceptable para nosotros. Es un mundo esclavizado, en que los hombres no pueden alegrarse de su vida. Nosotros, cristianos, no podemos renunciar a la libertad, pero tampoco al pan diario. Las dos ideologías y sistemas económicos están en un enfrentamiento a vida o muerte por la hegemonía mundial, no preocupándose en esta lucha por la posible destrucción de la tierra o por la aniquilación de la humanidad toda. Como cristianos hemos de decir claramente que no podemos aceptar como el camino para un futuro mejor ninguna de estas dos ideologías o sistemas económicos, sabiendo que terminarán en una catástrofe mundial. No necesitamos una ideología, porque tenemos un Señor Jesucristo, el cual nos lleva hacia un futuro feliz que es su futuro. Camino de futuro. Éste es el milagro que ronda por la cristiandad actual como un movimiento que nuestro Señor ha indicado ya al principio, el camino hacia su futuro, y por eso también, nuestro futuro. En este futuro, todos los hombres, no solamente algunos pocos privilegiados, pueden practicar una vida humana verdadera con justicia para cada uno, y con paz entre todos los hombres y pueblos con solidaridad. En este futuro será cultivada y guardada, no destruida, la tierra, fuente de toda la vida. Donde cristianos siguen a su Señor y le obedecen, empieza ya hoy el nuevo futuro entre nosotros y es visible un poco de un mundo mejor. Jesucristo nos ha presentado este camino por el mandamiento doble del amor, que dice así según Lucas 10: 25 - 28: "Un Maestro de la ley le preguntó: "Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó "¿Que está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees?: El maestro de la ley contestó: "Ama al Señor tu Dios con toda tú alma, con todas las fuerzas y con toda tu mente, y ama a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Has contestado bien: Si haces eso; tendrás vida". Este mandamiento quiere decir que donde una persona se sabe envuelta en el amor de Dios y vencida por lo que Dios hizo por medio de Jesucristo en favor de ella, no puede expresar su agradecimiento en otra forma que amar a DIOS y también a su prójimo, en una manera como un ser humano normalmente, por un egoísmo cierto, se ama a sí mismo. Los dos mandamientos: Amar a Dios y amar al prójimo, no pueden ser separados. Según los evangelistas Mateo y Marcos, los dos mandamientos son del mismo valor. Solamente el que ama a su prójimo y el que posibilita este doble amor es Jesucristo, el centro de nuestra fe. Interesante es, según nuestro texto, que la pregunta por la vida eterna del maestro de la ley, fue contestada por Jesucristo en una forma inesperada. El no habla de la vida eterna, sino de la vida en general, comprendiendo la vida en esta tierra y en la vida eterna. El cumplimiento del doble mandamiento del amor da y posibilita esta vida completa. Por los versículos que siguen a nuestro texto, nuestro Señor nos da un ejemplo de lo que significa este amor al prójimo y quién es para mí este prójimo. En esta parábola del samaritano misericordioso nos es anunciado que cada ser humano, estando en problemas y miserias y necesitando ayuda, nos es dado por Dios como mi prójimo, por medio de quien yo puedo expresar mi agradecimiento a Dios. Actuando en este sentido, reconozco en el prójimo el rostro de mi Señor y Salvador. Hemos explicado ya que las dos ideologías con sus fuerzas reales, las cuales influyen también en las disputas entre el norte y el sur, tienen una relación cierta con la fe cristiana, mal anunciada y no correctamente practicada. Esta relación existe, mencionando el doble mandamiento del amor, en el capitalismo en que el amor a Dios es juntado con el amor a sí mismo, pero no con el amor al prójimo, formando así el egoísmo religiosamente enmascarado que practicaba ya el género humano desde el principio. Este egoísmo es proclamado como una bendición divina. El comunismo comprendió este amor al prójimo como lucha en favor de los pobres, hombres sin derechos o menospreciados, pero sin la aceptación del amor a Dios. De este amor al prójimo sin Dios se formó un mundo no aceptable para nosotros por su esclavización de toda la vida humana. ¿Dónde está la causa por la que este doble mandamiento del amor sirvió en tan mala manera para la afirmación y glorificación religiosa del egoísmo individual o de grupos partiendo el mundo en un mundo pobre y otro rico? ¿Por qué sirvió este mandamiento como fundamento de una lucha ateísta en favor de un mundo del que se origina un mundo esclavizado y otro mundo libre? Estas dos herejías de la fe cristiana luchan cruelmente por la hegemonía del mundo y en su odio calculan ya una destrucción posible de la tierra y la aniquilación de la humanidad. ¿No es culpa nuestra, como cristianos, congregaciones e iglesias, que no hemos dado en casi 2000 años un testimonio verdadero y correcto de este doble mandamiento del amor como fundamento para la vida humana? De esto sigue que nosotros tampoco hemos practicado lo que dice este mandamiento. Nosotros, los cristianos, hemos dividido lo que no debía dividirse. Para la cristiandad primitiva este amor doble era una realidad y por este amor doble, los paganos alababan a los cristianos. Más tarde cambió la situación. La fe cristiana fue comprendida exclusivamente como amor a Dios y a Jesucristo, sin este amor al prójimo. Este último tal vez solamente como escaso valor. En lugar del amor al prójimo, parte no renunciable de la fe cristiana, fue puesta la limosna. Y ésta aún se dio y se da disgustadamente. Esta limosna, llamándose también colecta, sacrificio, donación o cuota anual, es comparable con las migajas que según la parábola del hombre rico y de Lázaro pobre, caídas de la mesa del hombre rico, no es expresión de amor al prójimo. En lugar de este amor al prójimo fue cultivado y sobrecultivado el amor a Dios, por eso tenemos hoy el comunismo y el capitalismo en este nuestro mundo, en que muchos padecen y tienen hambre y se matan, pero nosotros, cristianos, somos especialistas en religión sin obedecer a la Palabra de Dios. El amor verdadero. El movimiento, de que hemos hablado ya, que está en marcha en todas las iglesias del este y oeste, del norte y del sur, en todas las circunstancias, bajo democracia y dictadura, comunismo o capitalismo, y en todos los continentes, sin preguntar por la adversidad y enemistad de dentro y de afuera de la cristiandad, anuncia y practica seriamente este doble mandamiento del amor en su totalidad y pide, por lo menos, empezar un proceso de adaptación y aceptación. Un defensor muy fuerte de este movimiento también es el Consejo Mundial de Iglesias, cuyo Comité Central se reunió en Buenos Aires desde el 28 de julio y hasta el 8 de agosto de este año bajo el lema: "Justicia de Dios, Promesa y Desafío." Después de 2000 años de estudios y aprendizajes y de práctica de lo que significa amar a Dios, la cristiandad total de hoy ha de empezar a estudiar y practicar también con la misma intensidad lo que significa amar al prójimo. No tenemos mucho tiempo más en este mundo injusto en que millones de seres humanos padecen en una manera múltiple: hambre, pobreza, vida indigna, persecusión ideológica y política, armamentismo, dictaduras, guerra, opresión, destrucción e intoxicación del medio ambiente, miedo por una confrontación atómica, etcétera. Hemos de estudiar conjuntamente lo que significa amar al prójimo en la relación personal con mi esposa o esposo, padres o hijos, con mi vecino, gente del barrio, patrón o peón. ¿Qué significa este amor en mi congregación y en mi iglesia en el aspecto de aportes, cuotas y colectas? ¿Qué forma de vida congregacional o eclesiástica necesitamos en nuestra iglesia para poder aceptar y practicar verdaderamente este amor al prójimo? El cumplimiento de este doble mandamiento nos da la única esperanza para un futuro mejor para la humanidad y el mundo. Y el que practica este amor doble, aun tiene esperanza en el caso de un desastre mundial y total porque recibe la certidumbre del futuro feliz por un mundo nuevo creado por nuestro Señor Jesucristo. Leer: Mateo 25: 31-46 "El Rey les contestará: Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mi mismo lo hicieron." Carlos Schwittay
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