La Concordia de Leuenberg y nuestra iglesia. | Artículo Nº 107 | Lugar/Ort:Gemeindeblatt | Fecha/Datum:1983 | | Resumen/Skopus: | | La Concordia de Leuenberg y nuestra Iglesia Revista Parroquial 8/1983 En la Asamblea Sinodal del año 1980 en Asunción, Paraguay, hemos suscripto como Iglesia Evangélica del Río de la Plata, la Concordia de Leuenberg, entrando en un proceso que aún hoy está en marcha, aunque ya pasaron 10 años desde el 16 de marzo de 1973, cuando el texto de esta Concordia recibió su forma definitiva. ¿Qué ocurrió para que hasta hoy 74 iglesias luteranas, reformadas, unidas y también iglesias de la prerreforma, como las de los valdenses y de los hermanos moravos, hayan dado su SÍ completo a favor de esta Concordia, asumiéndola como una responsabilidad propia? Sabemos que ya hace decenios de años, desafiados por la palabra de Jesucristo acerca de la unidad de los suyos, la cristiandad toda está preocupada por la unidad de la iglesia. Pero el primer entusiasmo pasó. Existen tantas dificultades en la realización de esta unidad no solamente con la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa, sino también con otras iglesias protestantes, en las cuales hoy se habla de la unidad de la iglesia con reticencias y sin ilusiones. Esto de ninguna manera significa que la palabra de Jesucristo acerca de la unidad de los suyos no tenga sentido. Pero sabemos que esta unidad la alcanzaremos tan sólo por un camino duro, largo y lleno de obstáculos. Pero por otro lado, lo que ya fue alcanzado en este camino de esfuerzos por la unidad es enorme. Sí, se puede hablar hasta de milagros, a pesar de que aún falta mucho para llegar a la meta. Especialmente dolorosa nos pareció la existencia de tantas dificultades y mutuas condenaciones, originadas en los tiempos de la Reforma, entre las iglesias protestantes. En tiempos actuales y luego de muchos años de estudios teológicos se ha formulado la pregunta, si hoy existen aún razones justificadas para que persistan tales dificultades y condenaciones. Entretanto ha habido muchos cambios, especialmente en cuanto al entendimiento de las Sagradas Escrituras. Hoy nos parecen más claras. Y finalmente se puede afirmar que las doctrinas diferentes de las iglesias luteranas, reformadas y unidas, que hasta hace poco impidieron la comunión eclesiástica y la unidad de la Iglesia, ya no se comprenden como en el tiempo de la Reforma. Las tres doctrinas más importantes que habían separado las Iglesias de la Reforma eran: 1) El entendimiento de la Santa Cena. 2) La doctrina sobre Jesucristo. 3) La doctrina de la predestinación del hombre. En la Concordia de Leuenberg, elaborada especialmente por representantes de iglesias de Europa, se expresa que en cuanto a estas doctrinas tan importantes no existen ya diferencias fundamentales y que las condenas del tiempo de la Reforma han perdido su validez. Todo esto es complementado con afirmaciones en común acerca de las doctrinas sobre el anuncio de la Palabra de Dios, sobre el Bautismo, sobre las tareas que nosotros -cristianos, congregaciones e iglesias- hemos de cumplir en medio de este mundo. Así tenemos, gracias a la Concordia de Leuenberg, la posibilidad de practicar comunión eclesiástica entre iglesias con el mismo fundamento de fe, de cumplir conjuntamente tareas necesarias, de aceptar mutuamente la ordenación, permitiendo la participación de sus miembros en la Santa Cena y su administración mutua para ir así hacia la unidad. A este acuerdo voluntario no solamente llegaron las iglesias de la Reforma, sino también las de la Prerreforma. Para nuestra Iglesia Evangélica del Río de la Plata la aceptación de la Concordia de Leuenberg no significó una decisión difícil, porque lo que en muchas áreas empezó en virtud de la Concordia ya fue practicado en nuestra iglesia hace decenios de años: luteranos, reformados, unidos y valdenses, mancomunados en una iglesia. Pero igualmente la aceptación es una gran ayuda para nosotros. Lo que era practicado en nuestra iglesia, pero aún no aceptado doctrinalmente por otras iglesias, recibió ahora un fundamento muy firme. También hemos obtenido por esta Concordia una libertad muy grande para futuros diálogos teológicos sobre la unidad con otras iglesias de la Reforma y de la Prerreforma en nuestro ambiente del Río de la Plata. No necesitamos ya buscar explicaciones para superar las dificultades que nos llegara una historia eclesiástica de siglos pasados. Lo nuevo es que con la aprobación de la Concordia de Leuenberg va implícito el compromiso de participar en investigaciones teológicas continuadas sobre doctrinas y problemas entre las diferentes iglesias mencionadas, pero que no impiden una comunión eclesiástica o la unión de las iglesias. Cada una de las iglesias que aceptaron la Concordia tiene el derecho y la obligación de colaborar en la superación de las diferencias aún existentes en cuanto a doctrinas u otros problemas, lo que ya se realiza de múltiples maneras. El fundamento de la unidad de las iglesias de la Reforma y de la Prerreforma debe ser ampliado y profundizado por medio de esta labor teológica. En los pasados 10 años se realizaron en 4 regiones de Europa tales diálogos, que por ejemplo han tratado algunos de los siguientes temas: el obrar de Jesucristo en la iglesia y en el mundo, especialmente en relación al problema de las armas atómicas y a la cuestión de la paz; la relación de la multiplicidad de los ministerios en la iglesia con el ministerio ordenado; los factores no-doctrinales que impiden la unidad; el entendimiento especial del ministerio pastoral y también sobre cómo deben colaborar las iglesias signatarias de la Concordia en la elaboración de los documentos del Consejo Mundial de Iglesias, sobre "Bautismo, Eucaristía y Ministerio". Las conversaciones teológicas de las iglesias de la Concordia sobre los problemas mencionados han hecho progresos grandes, pero aún no han redundado en documentos definitivos. Existen aún más problemas que esperan una resolución mancomunada. Algunos de éstos son: 1. ¿Cómo debe ser la relación de las iglesias de la Reforma y de la Prerreforma con el Consejo Mundial de Iglesias para que este Consejo pueda cumplir mejor su tarea a favor de todas las iglesias? 2. ¿Qué importancia tiene y debe tener la Biblia dentro de la cristiandad? 3. ¿Cuál es el entendimiento de las iglesias de la Reforma y Prerreforma en lo referente al significado de la Iglesia Unica? 4. ¿Cómo hemos de cumplir nuestra responsabilidad a favor de este mundo? 5. ¿Cómo podemos colaborar con las otras iglesias del Movimiento Ecuménico a favor de la unidad? Podemos ver que aún después de 10 años la Concordia de Leuenberg no es solamente un documento histórico, sino que por ella ha comenzado un proceso dentro de las iglesias de la Reforma y de la Prerreforma que aún está en marcha. Nosotros también participamos de este proceso, estimulando y capacitándonos para nuevos contactos con las iglesias de la Reforma y Prerreforma en nuestro ambiente e indicándonos a la vez los límites y las posibilidades de una colaboración con todas las otras iglesias. C. Schwittay
|
|